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Cristian (Hospice Madre Teresa), Matías Najun (Hospice Buen Samaritano de Pilar), Juan Thomas (Hospice Buen Samaritano de Pilar)

Cristian (HMT1), Matías Najun (HBS2), Juan Thomas HBS2)

«La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre.» Benedicto XVI, Spe Salvi, n. 38

Hace varios años que se viene desarrollando en nuestro país el Cuidado Hospice. Tuvo su inicio en el Hospice San Camilo, en la ciudad de Vicente López, y se ha propagado a diferentes comunidades en la provincia de Buenos Aires. Así, se funda en la ciudad de Luján el Hospice Madre Teresa, en Pilar el Hospice Buen Samaritano, en la ciudad de Buenos Aires y Córdoba, la Casa de la Bondad (Fundación Manos Abiertas), pasando también a varias provincias de nuestro país. Hay una característica particular en los Hospices católicos y es que intentamos ser una comunidad de laicos, unidos en Cristo, donde las personas voluntarias son el patrimonio más importante y valioso de estas instituciones.

Tratamos de llevar adelante esta actividad de apostolado y misericordia según la sugerencia de Benedicto XVI:
«Cuantos trabajan en las instituciones caritativas de la Iglesia deben distinguirse por no limitarse a realizar con destreza lo más conveniente en cada momento, sino por su dedicación al otro con una atención que sale del corazón, para que el otro experimente su riqueza de humanidad. Por eso, dichos agentes, además de la preparación profesional, necesitan también y sobre todo, una ‹formación del corazón›: se les ha de guiar hacia ese encuentro con Dios en Cristo, que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad (cf. Ga 5, 6).»3

Todas las comunidades cristianas y, en especial los Hospices católicos, tenemos que formular una antropología y una ética o moral capaz de señalar objetivos claros a la praxis de los Cuidados Paliativos. Por eso proponemos una ética del cuidado centrada en el ser persona y su visión trascendente, que nos permite ver los enfermos como una unidad sustancial abierta a lo trascendente. También, tenemos la obligación de formarnos en la ética del cuidado propuesta por el Magisterio y la Tradición para no caer en errores filosóficos que son fundamentales para el cuidado de los enfermos.

Todas las comunidades católicas tenemos que asumir el compromiso de cuidar a los enfermos carenciados y terminales con una visión solidaria y gratuita, centrados en la caridad y esforzándonos por la justicia.

Atte. Dr. Cristian Viaggio
Presidente

1 Hospice Madre Teresa
2 Hospice Buen Samaritano de Pilar
3 BENEDICTO XVI, Deus Carita Est, 2005, n. 31a.

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