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Ética en la Comunicación con el Paciente y su Familia

El Cuidado Paliativo es una disciplina médica que se encarga de la asistencia y el cuidado de los pacientes con enfermedades progresivas e incurables y que se encaminan hacia su fin natural. Para que el paciente pueda morir en plena dignidad, se lo debe cuidar de forma virtuosa, tratando de vencer todos los prejuicios provenientes de la medicina utilitarista y reconociendo que su dignidad es intrínseca a su ser persona.

Entendiendo claramente el significado de los Cuidados Paliativos, nos trasladamos a la comunicación que los profesionales deben brindar a la persona enferma y su familia, como unidad de tratamiento, respecto al avance de la enfermedad. El escenario se presenta de la siguiente manera:

  1. Paciente + Familia, como unidad de tratamiento.
  2. Profesionales y Voluntarios del Hospice, como asesores y cuidadores integrales.

La unidad de tratamiento es el paciente y su familia. Para un mejor abordaje interdisciplinario se debe conocer cómo es la realidad social de cada familia, qué valores predominan, cómo es su manera de afrontar situaciones difíciles, qué educación tienen, en definitiva, cómo es su realidad socio-cultural. A partir de este conocimiento, son los profesionales y voluntarios, que realizan el acompañamiento, quienes tratarán de elaborar un plan de cuidados conforme a las necesidades de cada familia, ya que cada situación es única e irrepetible.

El abordaje interdisciplinario permitirá que todos los involucrados en el cuidado manejen la misma información y evalúen cómo se comunicará la misma, conforme al proceso evolutivo de la enfermedad.

Con respecto al enfermo, se debe desarrollar una ética del cuidado sustentada en la confianza mutua que no propicie la mentira. Por ello, se debe «decir la verdad al enfermo». Sabemos que es habitual, que al paciente gravemente enfermo y que se encamina irremediablemente hacia la muerte, se le mienta de manera constante. La proximidad de la muerte hace difícil y dramática la comunicación del diagnóstico y el pronóstico, pero no exime de la veracidad. La mentira llevada adelante por el médico y solicitada por el dolor, la desesperación e ignorancia de la familia, genera un cerco de silencio junto al enfermo que atenta contra su dignidad y sus derechos. Toda persona enferma tiene derecho a estar informada sobre su estado de salud. Se debe decir la verdad al enfermo incurable, pero se tiene que realizar un proceso de discernimiento prudente para saber cómo comunicar malas noticias y cuánta información brindar. Siempre hay que valorar cada paciente y situación en particular para considerar si está en condiciones personales de recibir o no la verdad. La comunicación debe ser progresiva, teniendo en cuenta el concepto de «verdad progresiva y soportable».

La mayoría de los pacientes con cáncer, antes de fallecer, deberán transitar un camino de sufrimiento, que muchas veces, se va incrementado a medida que se acerca el final natural. La muerte es vivida como un fenómeno complejo, con alto impacto emocional, con miedos y reacciones que hacen difícil la composición de un pensamiento de esperanza.1

En conclusión, para poder ayudar a los pacientes y sus familias a que puedan vivir el proceso doloroso de la enfermedad, conforme a su dignidad, es importante desarrollar una ética del cuidado centrada en una comunicación efectiva que, adecuada a cada situación en particular, no exima la veracidad.

Dr. Cristian Viaggio
Magister en Ética Biomédica

1SGRECCIA, Elio, “Información para el enfermo incurable” en Vida y Ética, año 9, Nº 2, diciembre 2008, p. 103.

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