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Las personas con enfermedades crónicas, progresivas e incurables, experimentan momentos de desánimo y nos acercan al misterio del final de la vida. La complejidad de la persona humana ha generado durante siglos múltiples postulados filosóficos tratando de acercarse a lo que podemos llamar el “misterio de la persona humana”.

Dentro de este contexto y en distintas circunstancias, los profesionales de la salud, y sobre todo, los profesionales de cuidados paliativos nos enfrentamos a situaciones médicas complejas que aún no hemos podido dar respuesta desde la “ciencia tradicional”.

La “falta de respuesta de la medicina tradicional” sumado a la búsqueda de respuestas a cuestiones existenciales íntimas sobre la vida, el sufrimiento, la trascendencia y la muerte conduce a las personas que sufren a explorar el camino de la “medicina alternativa”. El nombre de “alternativa” surge por no haber sido demostrado desde la evidencia científica un resultado eficaz y por no haber pasado las pruebas para ser reconocida como medicina.

Los profesionales de cuidados paliativos somos conscientes de la complejidad de la situación de la persona que sufre y de su búsqueda existencial. Sin embargo, debemos ser muy prudentes cuando nos solicitan una opinión con respecto a muchas “prácticas sanadoras” que se ofrecen como “complementaria o alternativa” y no hacen más que poner en riesgo la salud de los pacientes si rechazan o retrasan tratamientos sobre cuya seguridad y eficacia hay evidencias sólidas.

Muchas de estas “prácticas médicas sanadoras” o “pseudoterapias” no son realizadas por personas idóneas que han sido debidamente acreditadas para el ejercicio profesional. Si a esta condición se suma el lucro desmedido, nos encontramos ante prácticas abusivas que se aprovechan del sufrimiento y la desesperación. La mayoría de estas “pseudoterapias” no se encuentran aceptadas hoy desde la Ciencia y se enmarcan dentro del sector de las “pseudociencias”.

La pseudociencia involucra a todas aquellas prácticas y creencias que pretenden convencernos de que son científicas pero que no están sometidas a la rigurosidad del método científico que avale su eficacia desde una evidencia confiable. Según múltiples publicaciones científicas se encuentran dentro de las pseudociencias: la Homeopatía, Flores de Bach, Feng Shui, Reiki, etc.

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