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El médico católico

Javier Lozano Barragán¹, el 15 de abril de 2007, publica un artículo sobre la misión del médico católico según su vocación trascendente. Refiere que este llamado debe configurar su personalidad e identidad como médico católico para ser instrumento del amor de Dios. Debe respetar y defender la vida como don y bien fundamental, siendo su compromiso con la verdad una exigencia moral que lo impulsa a la formación permanente. El médico tiene que ser responsable, humilde y defensor de la verdad.

La personalidad del médico cristiano es transparentar a Cristo médico en todas sus dimensiones, transformándose en «buen samaritano» del que sufre y haciéndose próximo al dolor del otro. En definitiva, el misterio de su profesión está enraizado en la vida y mensaje de Jesucristo, quien camina junto al que sufre y lo asiste en su totalidad.

De esta manera, el médico con su ministerio terapéutico participa de la acción pastoral y evangelizadora de la Iglesia. Los caminos por los que debe caminar son los marcados por la dignidad de la persona humana y por los de la ley moral natural, en especial, cuando trata de ejercer su actividad en el campo de la biogenética y la biotecnología. La Bioética le dará sus cauces delineándole sus principios de acción.

La responsabilidad profesional médica significa un compromiso entre el hombre y Dios. De esta sacralidad de la profesión médica se origina el juramento Hipocrático. La vocación del médico en este contexto es una vocación que nace del amor de Dios, es a Dios a quien el médico sigue en esta profesión, como el Bien sumamente amable. Por eso la profesión cristiana médica se centra en el amor que imita al amor perfecto de Dios y tiene su paradigma en el Buen Samaritano.

El médico debe tener también la obligación moral de buscar y defender la verdad en su profesión, sin perder de vista la visión integral y trascendente del enfermo como unidad somático-espiritual. Por eso, la identidad del médico no se forja definitivamente en su formación inicial, sino que el estudio y la reflexión deben continuar durante toda su vida.

Que en esta Navidad nazca Jesús en cada uno de los médicos para que podamos humanizar la medicina, trabajando con honestidad y esforzándonos por el bien común.

Atte. Dr. Cristian Viaggio

¹JAVIER LOZANO BARRAGAN: Arzobispo-Obispo emérito de Zacatecas. Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud. Santa Sede.

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