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La importancia de la formación en Bioética

La “cultura de la muerte” es fruto de una mentalidad que se ha ido creando como efecto de una destrucción sistemática de la educación, tendiente a sepultar los valores morales tradicionales por pseudo-valores de consenso social. Esta “cultura”, caracterizada por una mentalidad eficienticista, atenta cada vez más contra la vida y la persona debido a una profunda distorsión y relativización de los valores. Esta “cultura de la muerte” adquiere nuevas proporciones de alcance social y se consume en proyectos políticos, sociales y económicos que en nombre del progreso y de la “evolución socio-cultural” terminan conformando una cultura que atropella al hombre y niega sus verdaderos derechos, sumergiéndonos cada vez más en una deshumanización que es cruel e inhumana.

Lo primero que tenemos que saber es que buscar la verdad en cada tema y defender la vida es un deber que todos tenemos y no es cuestión solamente de especialistas. Es cierto que algunos temas complejos se discuten en ámbitos científicos y académicos, pero hay muchos temas que son parte de nuestra vida cotidiana, como son la anticoncepción y el aborto o el cuidado del enfermo al final de la vida.

Sabemos que es cada vez más preocupante el fenómeno de la eliminación de tantas vidas humanas incipientes o próxima a su ocaso agravado por el oscurecimiento de la conciencia que le cuesta cada vez más percibir la distinción entre el bien y el mal en lo referente al valor mismo de la vida humana. La Bioética es una disciplina que nos permite estudiar, analizar y reflexionar sobre todas los intervenciones que realiza el hombre sobre la vida humana y la salud de cada uno de nosotros a la luz de los valores universales.


¿Qué implica aprender Bioética?

Formarnos en bioética implica también tomar conciencia de la amplitud y gravedad de los atentados contra la vida, que siguen marcando la historia de la humanidad y que suscitan un problema de gravedad singular, por el hecho de que tienden a perder, en la conciencia colectiva, el carácter de “delito” y asumir paradójicamente el de “derecho”, hasta el punto de pretender con ello un verdadero y propio reconocimiento legal por parte del Estado y la sucesiva ejecución mediante la intervención gratuita de los mismos agentes sanitarios.

Estos atentados golpean la vida humana en situaciones de máxima precariedad, cuando está privada de toda capacidad de defensa. Más grave aún es el hecho de que, en gran medida, se produzcan dentro y por obra de la familia, que constitutivamente está llamada a ser, sin embargo, “santuario de la vida”.

Estamos atravesando un momento legislativo y jurídico particular en nuestro país, por eso, estoy convencido que tenemos que tomar conciencia y formarnos en los diferentes temas bioéticos para que podamos ser defensores incansables de la persona humana y su dignidad desde la concepción hasta su fin natural.


Dr. Cristian Viaggio
Magister en Ética Biomédica

Esta entrada tiene un comentario
  1. He ido leyendo cada una de las páginas con agrado y cariño por esta hermosa obra que Jesús Eucaristía ha suscitado para gloria del Dios Uno y Trino y para expresar con concreción el amor a los hermanos y hermanas enfermos.
    La consistente reflexión del Obispo de Posadas, Juan Martínez, que nos resitúa en que el amor es mucho más una decisión fiel y perseverante en respuesta al amor que Dios infunde en nosotros, mucho más que un sentimiento pasajero. Como dice la epístola de Santiago, la fe debe ir acompañada de las obras.

    Gloria a Dios por los avances de la Casa de la Divina Misericordia y por suscitar la generosidad que testimonia el amor a Dios en el amor a los hermanos y hermanas.

    Muy hermoso el testimonio de María José de cómo el Señor va entretejiendo los acontecimientos para su gloria, y esa gloria consiste en que cada persona sea amada. Qué lindo que se hayan extendido a Mercedes.

    La Acción Católica se ha unido a la vida del Hospice con la campaña de las «tapitas». De paso mando un abrazo a muchos buenos amigos de la ACA de Luján, que tuvieron la gracia y el privilegio de organizar y vivir las Asambleas Federales con intensidad y que resultaron fecundas: Cachi, Nacho, Nelo, Willy, Mónica y tantos otros. Seguro que el querido «Negro» Palacios, el padre Horacio Palacios, protegió con su intercesión este evento grande.

    Y, como cierre, la reflexión del buen amigo el doctor Cristian Viaggio. Bien lo decís, es urgente formarnos, lo es en todo ámbito humano y cristiano, eclesial, y lo es partiucularmente en Bioética, no caben dudas. Es un ámbito del cual de ninguna manera podemos ausentarnos, porque se juega muchísimo y es Dios el que nos urge a la respuesta insoslayable, a involucranos. Y el espacio cristiano debe estar entrelazado con el orden natural para ser coherente y creíble.

    Un abrazo en Jesús, María y José a todos.

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