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La vida familiar como experiencia de solidaridad

«El gran riesgo del mundo actual, con su abrumadora oferta de consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y avaro, no dejando espacio para los demás». SS. Francisco

La Exhortación Apostólica Familiaris Consortio, nos enseña sobre la misión de la familia cristiana en el mundo actual. Me permito compartir una breve reflexión y experiencia familiar.

Todos los padres sabemos que la educación de nuestros hijos es nuestra vocación primordial. La familia es la primera y fundamental escuela de sociabilidad que nos permite educar a los hijos con valentía en los valores esenciales de la vida humana. Los hijos deben crecer sabiendo que «el hombre vale más por lo que es que por lo que tiene». El materialismo, el consumo y el individualismo cierran el corazón del hombre haciendo que no vea las necesidades de las personas que sufren. La solidaridad es uno de los valores esenciales que debemos enseñar a nuestros hijos. La experiencia de comunión y participación solidaria debe caracterizar la vida diaria para poder transformar la sociedad en la que vivimos.

Así, la promoción de una auténtica y madura comunión de personas en la familia se convierte en la primera e insustituible escuela de sociabilidad que estimula a todos los miembros para transformar el individualismo egoísta en relaciones comunitarias centradas en el respeto, la justicia y el amor. Es muy común escuchar que en la sociedad cada vez hay menos modelos que sirvan de referente para educar, motivar o incentivar a los jóvenes. Estoy convencido que hay muchas personas, que desde el silencio y sin hacer alardes son verdaderos modelos que entregan su vida a diario a una causa justa y trascendente y que no aparecen en los medios masivos de comunicación.

Con mi esposa Bettina consideramos que si los padres damos buenos ejemplos a nuestros hijos, la familia se transforma en el lugar natural y en el instrumento más eficaz de humanización para la construcción de un mundo mejor. Por eso nos gusta organizar actividades solidarias con nuestros hijos. Es cierto que siempre no podemos, pero cuando logramos organizar nuestro tiempo familiar destinamos una tarde al Hospice.

Fue así, que un sábado a la tarde compartimos una actividad familiar como experiencia solidaria, junto a un amigo, voluntario y colaborador, Juan Fiscela. Como padres, sabemos que la familia posee y comunica hoy energías formidables capaces de sacar al hombre del anonimato, de mantenerlo consciente de su dignidad personal, de enriquecerlo con profunda humanidad y de transformarlo para que pueda crecer como buena persona.

Atte. Dr. Cristian Viaggio
Voluntario – Presidente

Esta entrada tiene 3 comentarios
  1. Gracias a vos Cristian y a toda tu flia por el mensaje de amor caridad y entrega que recibimos todos los que integramos el Hospice GRACIASSSSSS !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

  2. Gracias, Cristian, por tu generosidad y entrega. También para Betina y tus hijos, que acompañan tan hermosa tarea. Que Dios los ilumine Siempre !!

  3. Qué buena la reflexión, qué bueno el testimonio, hermosa la foto. Gracias, Señor, por Cristian y su familia, por todas las familias, porque Vos, Señor, estás presente, porque donde hay amor y caridad, allí está Dios. Y la familia que reza unida, permanece unida.

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