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Casa de la Divina Misericordia - Predio

En la actualidad hemos decidido comenzar con el desarrollo de la construcción de la “Casa de la Divina Misericordia”, donde funcionará nuestra sede social y un Hogar de cuidado solidario y gratuito para hospedar personas con cáncer terminal que no puedan ser cuidados en sus casas, o para realizar alojamientos transitorios de pacientes cuyas familias han claudicado en el cuidado. Se hospedarán para descansar, recibir el control de sus síntomas y el apoyo espiritual y emocional que necesiten, acompañándolos a encaminarse al momento sagrado y vital de toda persona humana que es el morir.

La construcción de la Casa de la Divina Misericordia se diseñó de forma completa para el desarrollo pleno de todas las actividades del Hospice. Se planeó su construcción en cuatro etapas según la capacidad para la gestión y desarrollo de fondos. También cada etapa está pensada según el desarrollo sustentable de las actividades que se realizarán.

Nuestro objetivo principal en la actualidad es la construcción de la primera etapa, de 414 m2, donde funcionará nuestra sede social y se pondrá en marcha el hospedaje de pacientes con cáncer terminal, fundamentalmente carenciados, para ser cuidados hasta su fin natural. Este Hogar nos permitirá complementar nuestro Programa de Asistencia Ambulatoria, donde a través del cuidado domiciliario el 50% de los pacientes fallecen en sus casas. Así, el otro 50% podrá ser hospedado en nuestro hogar y no derivado a otras instituciones públicas o privadas, donde el cuidado en esta etapa es deficiente. Luego se continuará con el desarrollo de la segunda, tercera y cuarta etapa, conforme al desarrollo sustentable del Hospice.

Video «Casa de la Divina Misericordia»

Esta entrada tiene un comentario
  1. El designo de amor de Dios por cada persona humana los ha colocado en un sitio preferencial de atención a los enfermos cancerosos. «Estuve enfermo y me visitaste». Damos gracias a Dios porque nos permite ser expresiones vivas de su amor, por todo el amor recibido de Él, por la vida, y porque Él nos sana y nos hace partícipes de ser nosotros, por su gracia y en su Nombre, sanadores. Y Él acompaña también la visibilidad de todo esto con la casa de la Divina Misericordia, que ha avanzado más rápido que lento, y que alegra a quienes dan su corazón por esta causa, y también a quienes desde un poco más lejos estamos al tanto de la obra que Dios ha realizado a través de muchos corazones y de muchas manos, tocando los bolsillos generosos para que sus hijos y nuestros hermanos sean reconocidos en su dignidad.

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