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Hoy, domingo 30 de agosto de 2015, no fue un Domingo más. Hoy llegué al Hospice, con muchas inquietudes, hace poco que pertenezco al grupo de voluntarios y sabía que iba a estar sola, con apenas información de dos huéspedes, José y Verónica, los cuales no conocía.

Hoy no fue un domingo cualquiera, hoy me contacté con Verónica, sentí que me contactaba de alma a alma desnuda, desprovista de armaduras y superficialidades, así fue mi encuentro con Verónica. Nada relevante según los parámetros de esta sociedad materialista, pero tan especial fue poder charlar con ella, que jamás me olvidaré. Su rostro, hermoso rostro que a pesar de las huellas que deja su enfermedad, milagrosamente conserva unos increíbles ojos azules, vivaces y una sonrisa de niña que su padecer no pudo borrar.

Apenas llegué, me presenté y después de su desayuno, la invité a salir al jardín, quería que el sol la llene de energía y la llevé en su silla de ruedas hasta la quintita de la escuela, entre palabras y silencios, la observaba.

Superando el deterioro de su cuerpo cansado, la carroza que a todos nos prestan por un rato, mantenía su asombro ante esa naturaleza que se le mostraba, cortamos dos flores que la belleza de su alma hizo que percibiera perfume donde no lo había, después las puse en un vaso con agua en su habitación, instándola a que no las deje morir, hasta mi próximo encuentro.

Miramos tele y yo dejaba que me contara las cosas que se acordaba, estaba ávida de contar. Hablamos del presente, de que es un regalo y que aunque nos empecinemos en recordar el pasado, solo existe en nuestra mente y aunque nos empecinemos en planificar el futuro, solo está en nuestra mente, por lo tanto a ese presente, al de ella, al mío, debíamos vivirlo intensamente. Me dijo que aunque le hubiera gustado vivir un poco más, estaba agradecida de la vida, por considerar que muchas personas la ayudaron. Mientras conversaba con ella, su mesura me mesuraba.

Nos despedimos con un abrazo cariñoso y le dije que la quería.

Gracias Verónica por hacer que este domingo no sea un domingo cualquiera.

Mónica Fresco
Voluntaria

Los nombres utilizados en este testimonio son de fantasía.

Esta entrada tiene un comentario
  1. Gracias Mónica por tu testimonio. Bienvenida al Hospice ! Que Dios te ilumine en este hermoso servicio del voluntariado.

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