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Belén Rausch

Soy Belén y estoy culminando el Curso de Voluntariado en el Hospice. Como estudiante de Psicología, comencé a escuchar y a leer acerca de los Cuidados Paliativos, a ver la Obra de la Dra. Cicely Saunders, y así empecé a interesarme en el tema.

En las vacaciones de verano pasadas, encontré el libro «La rueda de la vida», de Elizabeth Kubler Ross (el cual recomiendo), y allí fue cuando al compartirlo con mi amiga y compañera de estudio, Ana Miglioranza, decidimos averiguar qué era el Hospice Madre Teresa y a qué se dedicaban. Ana se acercó y allí fue cuando Normita nos dijo que viniéramos a una charla con la Trabajadora Social.

Cuando llegamos el día acordado nos esperaban Paula y Gastón, quienes nos comentaron cómo era el funcionamiento del Hospice y cuál era la función del voluntariado. Recuerdo las palabras duras, en un principio, pero muy reales que Paula nos dijo: «Acá lo que sobra no nos sirve, acá necesitamos respeto y responsabilidad». Y así fue como decidimos involucrarnos, aunque confieso que tenía mucho miedo e intriga. Comenzamos el Curso de Voluntariado con un grupo de mujeres a las cuales les agradezco eternamente, porque fueron y son, junto con Gastón, un gran apoyo para mí. Hoy, después de casi un año compartido juntas, puedo decir que encontré en estas personas no sólo compañeras sino personas excelentes, las cuales hasta en los momentos más difíciles y duros que atravesé me acompañaron.

En este último tiempo que comencé a implicarme más con la Institución y nos conocimos más con el grupo, comprendí que todos los que participan son personas maravillosas, porque «Aman y Dan hasta que duela» a las personas que más lo necesitan. Y además de eso, nos enseñan a nosotras cómo hacer para empezar con esta tarea tan difícil que se nos presenta al terminar el curso: acompañar a las personas en el momento más difícil de su vida, en el momento de su muerte.

Si bien para mí es un gran desafío, estoy feliz, porque sé que estoy acompañada por un grupo de profesionales, pero esencialmente de personas, con las cuales cuento incondicionalmente.

Una vez más les agradezco a todos los que hacen este gran e incondicional trabajo; espero poder ayudar en todo lo que sea y dar todo de mí. Para concluir me gustaría escribir la frase de la Madre Teresa que me ayudó a comenzar este camino que estoy emprendiendo: «A veces sentimos que lo que hacemos es tan sólo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota».

Esta entrada tiene un comentario
  1. me pone muy feliz que hayas finalizado el curso del voluntariado!!!!!!!!!!!!!! me enorgullese que puedas ayudar!!!! y que este sentimiento sea innato en vos!!!!
    se que te va a ir muy bien, como en todo lo que emprendes!!!!
    nuevamente FELICITACIONES GORITA!!!!!!!!!!!!!!!!!

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