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El Cuidado Hospice durante la pandemia de Covid-19 (I)

Desde que fundamos el Hospice Madre Teresa en la ciudad de Luján nos enfrentamos a la falta de equidad del Sistema de Salud para asegurar la provisión y el acceso a los Cuidados Paliativos. Esta dificultad se ha agravado durante la pandemia de Covid-19 y ha generado una alta demanda del Cuidado Hospice, haciendo que este recurso solidario y complementario dentro del Sistema de Salud local se transforme en un “bien escaso”. Esta situación de desigualdad nos hace reflexionar a diario sobre la asignación equitativa del Cuidado Hospice. Es muy difícil elaborar criterios de admisión que sean equitativos y puedan incluir a todas las personas que nos solicitan el Cuidado Hospice. En principio, no se puede establecer un criterio rígido, sino que hay que hacer una evaluación multidimensional de las necesidades para poder dar una respuesta que se aproxime con equidad a cada situación en particular. Sin embargo, esta valoración para la admisión también corre el riego de ser inequitativa porque no está exenta de las dificultades propias de los criterios arbitrarios y subjetivos que valore el profesional que realiza la entrevista de admisión.

Luego del estudio, el análisis y la reflexión bioética realizada durante estos meses de pandemia, aceptamos el desafío de buscar la respuesta a la pregunta que nos venimos realizando hace tiempo: ¿es el Cuidado Hospice un bien escaso?

Durante las sucesivas entregas de nuestro Newsletter acercaremos a nuestra “comunidad hospice” una aproximación desde la bioética que nos permita desarrollar un cuidado solidario, justo y equitativo. Asimismo, consideraremos esta problemática en el contexto de la pandemia y la crisis sanitaria.

EL SISTEMA SANITARIO EN LA PANDEMIA DE COVID-19

El 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud -OMS- ha declarado a la enfermedad epidémica COVID-19 como pandemia. Esta crisis de Salud Pública también ha producido temporalmente un desequilibrio entre las necesidades clínicas y la disponibilidad efectiva de los recursos sanitarios. Esta pandemia tiene muchas consecuencias negativas para las personas y la sociedad en general. El elevado número de contagios, el colapso del sistema sanitario y mortalidad desmedida han generado presiones inusuales sobre los gobernantes y autoridades del sistema de salud para trabajar en favor de una justa y equitativa planificación de los recursos sanitarios. Es cierto que este esfuerzo está dando sus buenos frutos en el sistema de salud, pero debemos reconocer también que en toda emergencia sanitaria se puede generar una deshumanización impensada. Pueden ocurrir desigualdades en el cuidado de la salud y en la asignación de los recursos sanitarios de personas que tienen otras necesidades dentro del Sistema salud. Es imprescindible proteger a las todas personas y es un imperativo ético la protección de las poblaciones de mayor vulnerabilidad.

1. EL DERECHO A LA SALUD ES DE TODOS

«Todos los seres humanos al ser iguales en dignidad tenemos el derecho a una consideración personal» (Organización de las Naciones Unidas [ONU], 1948). La Constitución de la OMS afirma que “el goce del grado máximo de salud que se pueda lograr es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano”. El derecho a la salud incluye el acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad suficiente.

Es indiscutible que la salud de los enfermos de Covid-19 es prioritaria en esta pandemia, pero también sabemos que igualmente debe serlo la de otros enfermos con diferentes patologías. El cáncer es un problema de salud pública mundial de primer orden, representando la segunda causa de muerte en los países desarrollados, por detrás de las enfermedades cardiovasculares y, una de las primeras cinco causas de mortalidad en todo el mundo. En nuestro país, según las últimas estimaciones realizadas por la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC) ha calculado una incidencia de 269 casos nuevos de cáncer por año cada 100.000 habitantes y 290 por cada 100.000 mujeres (Instituto Nacional del Cáncer [INC], 2018).

El sistema de salud tiene el mismo deber ético y legal de atender a todos los enfermos sin discriminación. Las decisiones deben adoptarse desde la perspectiva del interés de todos los pacientes y no solo de las personas con coronavirus.

  • La Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad nos exige garantizar el derecho a la vida y la atención sanitaria a las personas con discapacidad porque se considera que los mismos están en igualdad de condiciones como el resto de las personas -pacientes-.
  • La Convención Americana de los Derechos del Niño (ONU, 1989), entre sus postulados incluye el deber de priorizar la asignación de recursos a los menores atendiendo “el principio del interés superior del niño”.
  • La Convención Interamericana sobre la Protección de los Derechos Humanos de las Personas Mayores -ratificada por la República Argentina por la Ley 27360-, protege a las personas mayores de la discriminación que se puedan producir con la asignación de recursos durante la pandemia. La edad, no debe constituirse como un criterio de asignación independiente. Los criterios de exclusión sustentados en la edad son considerados casos de edadismo.

Durante esta pandemia pueden requerir especialmente cuidados paliativos los grupos de personas enfermas afectadas de Covid-19 y también otros grupos de personas que poseen Enfermedades Crónicas No Transmisibles(ECNT). Asimismo, resulta indispensable evitar la fragmentación del sistema de salud, y llevar adelante una planificación estratégica, proactiva y coordinada para la asistencia y control de los pacientes con necesidades paliativas. Es necesario estudiar la implementación y articulación con una asistencia integrada en Cuidados Paliativos para poder atender las diferentes necesidades paliativas. La fragmentación, la desfinanciación, la sobrepoblación, lo recursos limitados, la saturación, la infraestructura deficiente, la falta de planificación y el recurso humano escaso son algunas de las situaciones que dificultan el acceso a una asistencia paliativa de calidad.

Finalmente, nuestro agradecimiento y solidaridad para todo el personal de salud que fruto de su vocación expone a diario su salud y su vida en la concreción del bien común. Es prioritario cuidar a los profesionales de la salud, sobre todo, a los que se encuentran en la primera línea de acción. Es importante frente a esta emergencia sanitaria planificar acciones que nos permitan actuar con justicia y equidad frente a una demanda imprevista y desmedida de recursos sanitarios. En imprescindible actuar con conocimiento científico y también con conocimiento humanístico para encontrar soluciones equilibradas que nos permitan gestionar esta crisis respetando los derechos humanos.

También los invitamos a descargar versión PDF de este documento haciendo clic acá.

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