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Madre Teresa
Qué se podrá agregar de esta santita moderna, ícono de Jesucristo, ícono de María.
Tal vez haya que hacer el intento de no quedarse con la anécdota, sino con la historia, con lo esencial, lo medular. El 5 de septiembre de 1997 fue llamada a la casa del Padre. Ese mismo día se celebra su memoria litúrgica en toda la Iglesia católica en el mundo, y en referencia a ella, la Jornada de la vida consagrada.

Los/as invito a contactarse directamente con ella, con Madre Teresa, y ver y escucharla en la multitud de videos que hay sobre ella y sobre todo en los que ella misma habla. Creo que emociona verla y escucharla. Intentaré destacar aspectos que tal vez no se resaltan lo suficiente. Muchos sí son muy conocidos.

Está clara la centralidad de JESUCRISTO. Ella misma insistía a sus misioneras y les decía que su prioridad no era el trabajo social sino el ser consagradas a Jesús, de donde brota todo lo otro.
Reconocer la grandeza y dignidad de toda persona, la alegría de amar, la fidelidad en lo pequeño y humilde. «Dios no me ha llamado a tener éxito, sino a serle fiel».

Me impresionaba verla en las entrevistas, a veces rodeada de multitud de periodistas, la paz y a la vez el vigor y sabiduría con que respondía a cada pregunta, desde la bioética, que conocía y aplicaba integralmente, como por ejemplo en la enseñanza a los pobres de la castidad, de la planificación familiar natural, del respeto a la vida, del no al aborto y a la anticoncepción, de llamar a los bebés por nacer ‘los más pobres entre los pobres hoy’.

Fue una mujer profundamente eucarística. Ahí radica la fuente de su eficacia, y, como ella misma afirma, «El tiempo que uno pasa con Jesús en el Santísimo Sacramento es el tiempo mejor invertido en la tierra».
Cada uno, si escribiera sobre Madre Teresa, haría su propia síntesis y acentuación.

Concluyo con algunas ideas de san Juan Pablo II, que fueron entrañables amigos;

  • «Misionera de la caridad, respondió al envío de Jesús, ‘Ve y sé mi luz'».
  • «Ícono del buen samaritano».
  • «Veneremos a esta pequeña mujer, enamorada de Dios, humilde mensajera del Evangelio e infatigable bienhechora de la humanidad».

Que Jesús, por intercesión de Madre Teresa, nos bendiga a todos

Atte. Hermano Antonio Ostojic

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