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Analía Miglioranza

Donde se respeta la Dignidad de los pacientes

Clases universitarias, visitas a un hospital y un libro fueron los motivadores de mi acercamiento al Hospice.
Comencé el curso de voluntario el año pasado, luego de una decisión en conjunto con mi amiga Belu Rausch. Juntas, nos animamos a abrir la puerta de aquella casa que lucía el cartel «Hospice Madre Teresa: Cuidados Paliativos«, el cual se nos presentaba como una incógnita atractiva y a la vez misteriosa. Era un momento especial, ya que estaba cursando el último año de mi carrera.

A lo largo del curso vivenciamos diferentes sensaciones y sentimientos, momentos de intercambio, de escucha, de silencio. Fueron esos matices y las palabras de Gastón, Lorena, Cristian y Paula quienes nos enseñaron el camino y nos guían en él. Compartimos experiencias, risas y lágrimas. Nunca faltó el mate -símbolo de unidad-. Cada voluntaria aportó una mirada particular, y entre todos construimos una visión integradora, una realidad.
Recuerdo las palabras certeras de Gastón diciendo: «La vida es un don», considero que sobre ellas partimos como voluntarios, a la hora de acompañar, escuchar y amar. Es el paradigma sobre el cual se rige el Hospice.
Al recibirnos como voluntarias, sentí una inmensa felicidad y emoción que me colmó el alma y días después finalicé mis estudios sobre licenciatura en psicopedagogía.

Tengo muchas expectativas para esta nueva etapa y espero poder ser útil, brindar lo mejor de mí, tanto a nivel profesional como humano.

Finalizo con una frase de Mahatma Gandhi -símbolo de Paz, Solidaridad y Sacrificio al igual que la Madre Teresa- «Debes ser el cambio que quieres generar», la cual me remite a quienes trabajan en el Hospice, porque ellos son el cambio. Es menester resaltar la auténtica Vocación de servicio, el Amor que brindan, la Nobleza, el Respeto por la vida de las personas enfermas y sobre todo, la Dignidad de los pacientes.

Atte. Analía Miglioranza

Esta entrada tiene 2 comentarios
  1. Querida Analia: me dio muchisima emocion encontrar aqui tu nombre, tu rostro y en especial tu testimonio tan enriquecedor, esperanzador, tan sentido y sensible.
    Te mando un abrazo enorme, tambien a tus padres, a los que imagino conmovidos por tu inquietud puesta en marcha!

    Gracias

  2. Personas de Luz como vos Analia nos dan le esperanza de un mundo mejor donde todos podamos danzar en la LUZ, juntos, cada uno desde su lugar de trabajo debemos proyectar este deseo, muchos somos más, el universo está a nuestro favor.
    Gracias
    Graziella

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