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En esta oportunidad compartimos la historia de Lorena Etcheverry, Lic. en Psicología especializada en Psicooncología, Vicepresidente de la Comisión Directiva del Hospice Madre Teresa, parte del equipo terapéutico y una de las fundadoras de nuestra institución.

Creo que contar mi relación con el Hospice Madre Teresa implica hacer un poquito de historia…

Soy Psicóloga, me dedico a los Cuidados Paliativos y a la Psicooncología. Fui parte del Hospice desde el inicio, tuve el honor de ser una de sus fundadoras.

El Hospice ha significado mucho en mi vida porque me dio la posibilidad de conjugar, en el día a día, mi profesión con mi vida espiritual, permitiéndome llevar a cabo un apostolado solidario y comprometido con quienes más lo necesitan.

Al principio éramos pocos, todos hacíamos de todo, en mi caso, además de realizar tareas asistenciales, en los comienzos fui secretaria, colaboré con tareas de orden y limpieza de la Casa de la Divina Misericordia, participé en actividades de difusión, de recaudación de fondos, de captación y formación de voluntarios, integré distintas comisiones directivas, en fin, participé en todo lo que fuera necesario para que el Hospice llevara a cabo su misión, y lo sigo haciendo al día de hoy.

Ser parte del Hospice no ha sido fácil, estos 15 años han implicado sacrificios, postergaciones personales y algunos dolores. También me equivoqué mil veces, sin embargo, todo lo que recibí de los huéspedes, de las familias, y del grupo humano que conforma el Hospice ha sido mucho más grande.

El Hospice fue y es una escuela de vida en la que aprendí sobre el sufrimiento humano, a encontrar a Dios en la adversidad, aprendí sobre el trabajo en equipo, sobre la administración de recursos – muchas veces escasos -, sobre la Divina Providencia, sobre resolución de conflictos, sobre negociación, sobre educación, sobre convivencia, sobre valores, sobre el poder infinito del amor.

De la mano del Hospice también se han abierto puertas maravillosas para mí, tuve la oportunidad de contar la experiencia vivida en el Hospice en distintos lugares de Argentina y varios países de Latinoamérica, animando a otros a crear nuevos hospices, que son tan necesarios. Por todo esto siento una enorme gratitud.

Actualmente, soy Vicepresidente de la Comisión Directiva del Hospice Madre Teresa y desde mi función colaboro con el Presidente, César Peláez, en la gestión institucional. Asimismo, como coordinadora del Equipo Terapéutico, coopero con el Director Médico, el Dr. Cristian Viaggio, para articular acciones entre las distintas áreas del equipo interdisciplinario, que permitan un cuidado integral y de calidad. Por supuesto, mi tarea más importante siempre es el acompañamiento psicológico de nuestros huéspedes y sus familias.

Mi mayor satisfacción en el día a día es descubrir que pequeñas acciones de cada uno de los que hacemos el Hospice pueden ser un gran alivio, tanto para las personas que padecen una enfermedad, como para sus seres queridos.

Me emociona descubrir cómo impacta positivamente el Hospice en la vida de la gente, y también en la comunidad. No imaginaba que podríamos lograr algo tan grande hace 15 años atrás. Creo que Dios me regaló la posibilidad de ser parte de una obra muy importante. Sé que el Hospice me completa, que es mi casa, mi segunda familia y mi camino.

Miles de personas enfermas en el mundo transitan las últimas etapas de su vida agobiadas por el dolor y el sufrimiento, debido a la imposibilidad de acceder a una asistencia apropiada, en soledad, sin un cuidado adecuado y sin oportunidad de invertir ese tiempo tan valioso en disfrutar de sus seres queridos, recibir afecto, resolver asuntos pendientes, cumplir sueños, o hacer lo que consideren realmente trascendente.

Justamente, la asistencia que brinda el Hospice procura mitigar el dolor, aliviar el sufrimiento, y acompañar en la soledad, para que las personas que transitan una enfermedad incurable vivan ese tiempo único de la mejor manera posible, y eso es invaluable. Hay muy pocos hospices en el mundo y ¡que haya un hospice en Luján es un privilegio!

Claro está, que la Misión del Hospice no puede sostenerse con pocas manos, es demasiado lo que hay para hacer y grandes son las necesidades. Es fundamental que muchos nos comprometamos a poner nuestros granitos de arena para seguir siendo y haciendo el Hospice, por lo que considero que seguir difundiendo y contagiando voluntades constituye un desafío personal y de toda nuestra Comisión Directiva. Espero que Dios nos de la fuerza necesaria, no sólo para lograrlo, sino también para perseverar en la tarea.

Esta entrada tiene un comentario
  1. ¡Hermoso testimonio! Dios los guíe en su trabajo y los llene del amor necesario para trabajar por los enfermos muchos años mas…
    Vivo en Medellín, Colombia, y queremos montar un hospice. En Colombia solo existe uno y está en Bogotá. Por lo tanto, estamos buscando personas que nos puedan ayudar con su conocimiento y experiencia a transitar este camino. Inicialmente, el interés es entender cuál fue el camino que recorrieron para hacerlo realidad para poder replicarlo en nuestra ciudad. Si es posible, me gustaría que nos reuniéramos por videoconferencia 1 hora, algún día de este mes de Enero 2020.
    Muchas gracias!
    Paula

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