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Encontrar una actividad que te apasione y te cambie la vida, pasados los 40, no es poca cosa y es algo que agradezco todos los días a Dios y a nuestra querida Madre la Virgen de Luján.

adrian-meloA principios del 2014, una mañana entró en mi comercio una voluntaria que me contó en qué consiste la actividad que se realiza en el Hospice y todo lo que éste necesita para poder seguir adelante. Me ofreció colaborar con la Institución y me dijo “sólo pedimos lo que vale una hora de enfermera: $100”. Acepté colaborar, pero desde ese momento quedó dentro mío algo que todavía hoy sigue creciendo; las ganas de ayudar a esta Institución que tanto lo necesita.

Mi intención era poder combinar dos cosas, mi pasión por la fotografía y ayudar al Hospice. Un día, como lo cuento en el video “Adiuvare”, tuve la idea de hacer una foto de la imagen de la Virgen de Luján distinta y que esta imagen la pueda usar el Hospice para recaudar fondos. A partir de ahí todo fue surgiendo y ocurriendo milagrosamente o como digo yo, porque ella quiso.

Conté mi idea a varias personas y puse manos a la obra. Solicité, por una carta firmada por el Director del Hospice, el permiso para subir a una escalera de la Basílica de 7 metros de altura, y en respuesta obtuve un gentil y bien predispuesto “cuando quieras”. Mi objetivo era sacar una foto de la Virgen única y distinta.

Cuando llegó el momento de realizar la foto me acompañaron varios amigos que creyeron en mi idea. Esa noche, Lucas García sacerdote y desde ese momento amigo, nos acompañó y me comentó que era el encargado de la web de la Basílica y estaba necesitando algunas imágenes, al otro día le llevé más de dos mil fotos para que eligiera.

Yo estaba feliz con la foto obtenida hasta que un miércoles suena mi teléfono, era Lucas invitándome a fotografiar el momento privado en que se prueba el nuevo manto que luce Nuestra Madre a partir del 8 de mayo.

Demás está aclarar que accedí con gran expectativa a fotografiar el proceso de limpieza de la imagen en privado. Fue increíble y además Lucas me ofreció subir, fue una experiencia muy fuerte. En 2 minutos había trepado al altar desde el Camarín y ahí la tenía frente a mí, la Imagen Original, a la que millones de personas caminan para pedirle sus intenciones desde hace siglos. Lo único que pude hacer fue tocarla y rezar una Ave María. Lucas sonreía y me comentó: “Voy a sacarle el Manto y el Rosario para probarle el nuevo, ¿lo podés sostener?”. Ahí estaba yo, con mi cámara al cuello y el manto en la mano derecha, ¿qué más podía pedir?. Creo que fue ese momento en el que sentí realmente que ella quería que llegara una ayuda al Hospice gracias a mis fotos, y que su imagen pudiera estar en muchos hogares como pasó con las imágenes que se están vendiendo para recaudar fondos.

Así, lo que iba a ser una sola foto se convirtió en ADIUVARE (del Latín “Dar Ayuda”). El nombre se le ocurrió a Diego Tomasevic, amigo y cineasta, que fue el que creyó en este proyecto y que voluntariamente como muchas de la cosas que pasan dentro del Hospice, trabajó incansablemente y me acompañó las 12 veces que fuimos a fotear y a filmar cada rincón de la Basílica como así también al Hospice, logrando un excelente video, en donde se muestra todo esto que les cuento y que me hace emocionar cada vez que lo veo.

Sorprendentemente, cuando la Muestra Adiuvare finalizaba en el Salón Cultural del Complejo Museográfico Enrique Udaondo, en donde estuvo más de un mes, pensé algo más: exponerla por un fin de semana en la Basílica. Fui a visitar al Padre Daniel, le conté la propuesta y me permitió exponerla durante todo el mes de diciembre por medio de atriles distribuidos en todos los pasillos. Como dijeran algunos amigos míos las DIOSIDENCIAS siguen y como quien no quiere la cosa, las fotos de ella volvieron a su casa, y ahí están.

Les confieso que ir y ver a personas apoyadas en las fotos rezando es algo que sobrepasa lo que cualquier fotógrafo desea que pase con su obra, pero es así, pasa.

Hoy, desde el Hospice, me pidieron que de mi testimonio de voluntariado, y lo estoy haciendo, prefiero expresarme con imágenes antes que escribir, pero algo que no puedo expresar con fotos es el agradecimiento y admiración por todos los que forman parte de esta casa, principalmente por su Director Cristian Viaggio. El último día que filmamos su testimonio para el video le pregunté:
“Cristian, ¿cuántos médicos trabajan acá?
“¿Médicos?” – repitió, “Sólo yo”.

Me quedé sin palabras y solo pensé en la fuerza de la Fe que puede llevar a una persona como él, a dar su vida para que otra en el final de la suya no sufra. Otra vez pensé en la Virgen para que siga guiando a muchos como lo hizo conmigo a “AYUDAR”.

Adrián Melo, Voluntario

Esta entrada tiene 3 comentarios
  1. Valioso testimonio sobre el voluntariado en este tipo de instituciones, que necesitan difusión y colaboracion. Cada uno con su don puede ponerlo a disposición de los que sufren al final de su vida, acercándose a Jesús sufriente.

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