Saltear al contenido principal

Soy Sandra, mamá de dos adolescentes y después de mucho tiempo de pensar en sumarme como voluntaria al Hospice, hace apenas dos meses pude concretarlo.

Conocí la labor del Hospice en sus comienzos, cuando por un repentino problema de salud de un familiar, y sin saber donde recurrir, llegamos hasta la casa de Mariano Moreno donde fuimos recibidas por Paulita, tan joven, tan chiquita y con tanto amor y dedicación para acompañarnos durante un mes, apenas un mes… de desconcierto y dolor en donde no sabíamos qué hacer ni cómo actuar. Quedamos sorprendidas y enormemente agradecidas con la gente del Hospice que nos acompañó y orientó en ese momento, mi inquietud fue siempre de que manera colaborar, en ese momento además de ocuparme de mi familia con dos hijos chiquitos, trabajaba como docente, profesión que ejercí durante treinta años. Pensando de qué manera colaborar, pasaron los años y no encontraba la forma. Siempre me repetía; «cuando tenga tiempo«.

Testimonio de Sandra
Después de haber pasado una situación familiar personal que me hizo transitar meses de mucha angustia, decepción y dolor, empecé a conectarme con todo lo bueno y bello que me rodeaba y por lo que debía ser feliz, por cuántas cosas de mi vida debía sentirme bendecida, sólo era momento de agradecer a la infinita Misericordia de Jesús y a la siempre presente protección y guía de su Santa Madre. Era momento de dar, y creí que la mejor manera de hacerlo era con alguien o algo que estuviera fuera de mi entorno de familia, de amigos o de trabajo, con ellos es fácil hacerlo.

Ya terminando el año 2015 y proyectando el año que estaba por comenzar, averigüé como hacer para contactarme y tener una entrevista para colaborar como voluntaria. Y como los tiempos de Dios nunca son los nuestros, pero siempre son los correctos… de casualidad en febrero de éste año una amiga me pidió que la acompañara al Hospice a pagar su aporte como madrina… y ya no hubo excusas, en dos días estaba de entrevista y a la semana siguiente por sugerencia de Fernanda visitándolos de a ratitos por las mañanas para ver cómo funcionaba la casa y cuáles serían las tareas a realizar.

Con muchas ganas y decisión comencé, y con mucha generosidad fui recibida por los integrantes de la casa. Empecé a participar de una capacitación a través de la cual podemos aprender sobre nuestra tarea como voluntarios, conocernos, crecer y perder miedos.

No deja de sorprenderme el entusiasmo con que todos hacen su tarea, hay voluntarios que están desde los comienzos del Hospice, me impresiona el amor y la entrega con que siguen trabajando, contagian, animan, y hoy puedo ver que mi pequeño granito de arena sirve, sólo tengo para ofrecer una sonrisa, una palabra, un gesto, una actitud amorosa para quien necesite recibirla, lo poco o mucho que podamos entregar si es con compromiso, convicción y amor, es suficiente para que esta enorme obra siga creciendo bendecida por la gracias de Dios y sus misterios.

Sólo gracias por dejarme formar parte de ésta familia Hospice, de la cual recibo mucho más de lo que doy.

Esta entrada tiene 2 comentarios
  1. Muchas gracias a vos, Sandra, por haberte acercado al Hospice a colaborar. En este poco tiempo has mostrado
    una verdadera actitud de Servicio. Que Dios bendiga tu Entrega!! Bienvenida!!

  2. Un testimonio tan sencillo como bello de entrega que la gracia de Dios y la respuesta de Sandra van enhebrando.
    Dios se hace visible en la caridad fraterna vivida con humildad y fidelidad.
    Muchas gracias por compartirlo.

Responder a Antonio Ostojic Odak Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *