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Soledad y Yamila nos cuentan cómo fue su experiencia en el Hospice hasta la despedida de su mamá, a quien recibimos como huésped en la Casa de la Divina Misericordia algunos meses atrás:

Un día llegamos al Hospice Madre Teresa, para ser tratadas con dulzura, respeto y amor, tanto mi mamá como nosotras. Ella recibió la mejor atención, es impagable todo lo que hicieron para que llevemos adelante esa difícil situación.

Lo primero que sintió al llegar al lugar fue mucha paz. Y con esa paz y tranquilidad se despidió.

Muchas gracias por la paciencia, ternura, trabajo, humildad, entrega, desinterés, sus palabras, por escucharnos y así podemos seguir con una lista interminable. Nunca nos vamos a olvidar de esa segunda casa con personas de gran corazón.

Gracias a todo el equipo de trabajo: la enfermeras Cintia, María Luisa, Norma y las dos Yolanda; a los voluntarios que no los vamos a nombrar porque son tantos que no queremos olvidarnos de ninguno, al equipo médico Cristian, Marisol, Belén y Lorena, y al Director de la institución César.

¡Gracias, hasta siempre!
Soledad y Yamila

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