Saltear al contenido principal

Peti fue un huésped que hace poco falleció en el Hospice Madre Teresa. Su estadía fue muy especial porque compartió varios momentos importantes en la Casa de la Divina Misericordia, Navidad, Año Nuevo, y varios festejos más, acompañado por el amor de nuestros voluntarios y equipo médico. Su recuerdo está en nuestro corazón y sus dibujos son la huella que nos deja.

Silvia, voluntaria del Hospice, nos compartió algunas palabras sobre Peti:

Las personas dejamos huellas, por brillar y resplandecer, por guiar con palabras, por movilizar o por contener. Pero hay algunas, muy especiales, que marcan su paso al andar a la par, sin sobresaltos ni estruendos. Por la humildad con la que trazan su camino, tanta que prefieren nunca enceguecer con su brillo, sino llamar la atención con calidez.

Son personas que trascienden por lo que crean y por el amor que le ponen a cada obra.

Gente que habla con la mirada, el gesto, el espacio a su alrededor, silenciosamente, es tan grande su amor que trasciende el contacto físico, no es necesario para saber que están ahí con nosotros.

Una de esas personas es Peti, así de simple, así de gigante. Nos acompañó en nuestro crecimiento, nos movilizó a encontrar estrategias para mejorar lo que hacemos con amor.

Nos mostró que, sin invadir al otro, se puede acompañar y hasta apapachar. Se paró en sus fortalezas y pudo, blandamente, dejarnos entrever sus debilidades. Un tipazo, un luchador.

Peti, nuestro compañero silencioso, pasó para quedarse en el alma de cada uno de nosotros, puso trazos con historia a nuestros días y nos marcó con pinceladas de colores para ser un presente permanente. Hasta nos regaló una obra inconclusa, cómo diciéndonos que nada está dicho, que podemos seguir, que hay más, mucho más.

Peti, que no quería mostrarse en fotos, pero amaba mostrar sus cuadros. Acá están, ellos son su huella.

Peti, desde su entrega, seguramente nos ayudó a ser mejores personas.
Él decía gracias, permanentemente, por cada entrega nuestra, por cada silencio, por cada cercanía respetuosa. Hoy nos toca a nosotros: gracias Peti, por haber pasado por nuestras vidas con tu brillo.

Esta entrada tiene 0 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *